jueves, 6 de octubre de 2011

MI AMIGO FERNANDO

Lo te tener buenos amigos está muy bien. Yo, a Dios gracias, tengo muchos. Y variados. De todos estoy orgulloso porque, con sus defectos y sus virtudes, son mis amigos.
A algunos los trato más y a otros menos. No siempre es posible estar en contacto con todos y el tiempo que a uno le gustaría. Pero no importa, lo que la vida complica, la buena voluntad suple.
De todos aprendo bastante. Y, en la medida de mis posibilidades, les ofrezco también lo que puedo, por si les puede servir.
Me ha venido a la cabeza esta reflexión porque tengo un buen amigo que posee, además, la virtud de escribir muy bien y decir cosas enjundiosas. Mi amigo Fernando, que es también sacerdote como yo.
Nos conocemos desde hace tiempo, cuando los dos empezábamos este camino apasionante del ministerio sacerdotal, y éramos solo un proyecto: estudiantes de Teología.
Ahora nos vemos menos de lo que nos gustaría. Una vez en semana. Pero hemos decidido poner remedio y volver a comer o cenar juntos algún día porque nos viene bien a los dos para hablar de lo divino y de lo humano, que es francamente apetecible.
Todo esto va por delante porque quiero recomendar ese rincón suyo desde el que escribe. Dice cosas tan interesantes que me parece que es bueno no pasarlas por alto. Así que he decidido poner su entrada a la izquierda, para que podáis tener la posibilidad de leer sus consideraciones, porque hacen mucho bien.
Esta es su dirección: http://www.jfernandorey.es/blog/

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como aconseja hoy, he entrado en el blog de D. Fernando y… Gracias!!! Me llevo a la oración “Los sótanos del Alma y ¿Dónde está el botón?”