viernes, 18 de julio de 2008

El Papa en Sydney


Ya ha comenzado oficialmente el viaje de Benedicto XVI a Sydney para la Jornada Mundial de la Juventud. Ayer, día 17 de julio era la bienvenida oficial, y empezaron a "dejarse oír" las palabras del Santo Padre. Siempre claras, siempre atractivas. Siempre apuntando a Cristo.
Te ofrecemos el final de su primer discurso a los jóvenes en esa ceremonia de bienvenida:
Queridos amigos, la creación de Dios es única y es buena. La preocupación por la no violencia, el desarrollo sostenible, la justicia y la paz, el cuidado de nuestro entorno, son de vital importancia para la humanidad. Pero todo esto no se puede comprender prescindiendo de una profunda reflexión sobre la dignidad innata de toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, una dignidad otorgada por Dios mismo y, por tanto, inviolable. Nuestro mundo está cansado de la codicia, de la explotación y de la división, del tedio de falsos ídolos y respuestas parciales, y de la pesadumbre de las falsas promesas. Nuestro corazón y nuestra mente anhelan una visión de la vida donde reine el amor, donde se compartan los dones, donde se construya la unidad, donde la libertad tenga su propio significado en la verdad, y donde la identidad se encuentre en una comunión respetuosa. Esta es obra del Espíritu Santo. Ésta es la esperanza que ofrece el Evangelio de Jesucristo. Habéis sido recreados en el Bautismo y fortalecidos con los dones del Espíritu en la Confirmación precisamente para dar testimonio de esta realidad. Que sea éste el mensaje que vosotros llevéis al mundo desde Sydney.

lunes, 14 de julio de 2008

La mentira


La mentira no puede ser un instrumento de trabajo, ni una vía de escape, ni una ventana que se abre porque nos sentimos agobiados, o notamos que el ambiente nos resulta irrespirable. La mentira no es la trinchera para diluir responsabilidades del pasado. Ni para sortear las dificultades del presente. Ni para afrontar, con las espaldas guardadas, los retos del futuro. La mentira esconde muchas veces la cobardía para no enfrentarse ante las propias responsabilidades, o para no asumir con claridad los propios errores o pecados. 
La mentira nunca es buena. Ni siquiera cuando le ponemos el disfraz de la piedad; entonces, si cabe, resulta más ridícula, porque intenta disimular un mal presentándolo como un bien, intenta maquillar una realidad que no quiere afrontarse y que, a la corta o a la larga, acaba imponiéndose. La mentira hay que evitarla, porque deja detrás de sí una estela que lo malea todo. La verdad, aunque en principio pueda ser incómoda, es el gran antídoto. Es la gran apuesta. La verdad resuena y lo acaba clarificando todo. Da luz a la mente e impulso al corazón.

viernes, 11 de julio de 2008

San Benito y su actualidad


   Hoy se celebra en la Iglesia la Fiesta de San Benito, patrono de Europa. Benedicto XVI tomó su nombre de este monje del siglo VI, que contribuyó de forma clara a la construcción del viejo continente. Te recordamos unas palabras suyas que son sumamente actuales. Donde pone "monjes" tradúcelo como "cristianos"; donde pone "abad", pon "mi marido, mi mujer, mi jefe, mi padre...". Verás como casa muy bien todo: Así como hay un celo malo, lleno de amargura, que separa de Dios y lleva al infierno, así también hay un celo bueno, que separa de los vicios y lleva a Dios y a la vida eterna. Éste es el celo que han de practicar con ferviente amor los monjes, esto es: estimando a los demás más que a uno mismo; soporten con una paciencia sin límites sus debilidades, tanto corporales como espirituales; pongan todo su empeño en obedecerse los unos a los otros; procuren todos el bien de los demás, antes que el suyo propio; pongan en práctica un sincero amor fraterno; vivan siempre en el temor y amor de Dios; amen a su abad con una caridad sincera y humilde; no antepongan nada absolutamente a Cristo, el cual nos lleve a todos juntos a la vida eterna. De la Regla de San Benito abad. 

lunes, 7 de julio de 2008

Nuestras limitaciones


He leído últimamente un artículo muy interesante que tiene párrafos tan "enjundiosos" como el siguiente: Nadie es una suma de perfecciones sin defecto alguno. Ninguna persona ha desarrollado todas sus capacidades al máximo. Toda persona es limitada y debería conocer sus propios límites. Los propios límites son los que eclosionan, especialmente, en la interacción con los otros. La persona se conocerá mejor a sí misma si sabe escuchar a las personas que le conocen y quieren. En el conocimiento propio reside la capacidad de perfeccionarse. A. Polaino-Lorente, "Identidad y diferencia: la construcción social de 'género'", en Varón y mujer. ¿Misterio o autoconstrucción? Madrid, 2008, pág. 134.

sábado, 5 de julio de 2008

Ingrid Betancourt


Ahora que estamos en la civilización de lo políticamente correcto, es una bocanada de aire fresco escuchar declaraciones como las realizadas por Ingrid Betancourt después de ser liberada.
Lo primero ha sido darle gracias a Dios, a la Virgen, hablar de cómo confiaba en el Señor, de cómo rezaba el rosario. Y las gracias al gobierno, naturalmente, que han sabido hacer las cosas sin derramamiento de sangre.
 Algo que debería ser lo ordinario se ha convertido en excepcional. 
Estamos tan acostumbrados a las declaraciones calculadas para no "herir a nadie", para que nadie se sienta "molesto", que todo acaba sonando a light, por no decir a falso. Por eso, las palabras de esta mujer de una pieza suenan a una autenticidad que se echa de menos. Bienvenidas sean. 
Gracias a ti Ingrid, por habernos enseñado a estar a la altura en todo momento, a vivir con entereza tu secuestro y a inyectar esa dosis masiva de esperanza a una sociedad que lo está necesitando.
Aquí tenéis la dirección del video, por si queréis verlo: 
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/07/03/internacional/1215039406.html

O esta otra, por si la anterior te da problemas:

http://www.youtube.com/watch?v=W-AYF575Eqk

viernes, 4 de julio de 2008

Camino de Burundi


Ayer salía de Barajas para Burundi un grupo de chicos y chicas con muchas ganas de ayudar. Alguno de ellos es de nuestra parroquia de la Moraleja. Han fundado una ONG y quieren dar su tiempo y su cooperación a gente que lo está necesitando. 
El año pasado estuvieron allí y vinieron cansados, un poco más delgados, pero con la alegría interior de haber hecho algo hermoso. Este año repiten. Estarán allí prácticamente un mes.
El verano pasado ayudaron a hacer de todo. Dieron clase a los niños. Apoyaron a las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, y pusieron de su parte para sacar adelante algunas iniciativas materiales de una incipiente universidad que necesita brazos. 
Quizá lo que más se les quedó clavado en las retinas fueron las miradas de unos niños que necesitaban muy poco para demostrar su alegría. Sólo querían ser abrazados y dejarse querer.
¿El resultado? que a pesar de llevarles muchos kilos de cosas, a pesar de llevarles su propia presencia, han venido con más de lo que dejaron allí. Les ha ayudado muchísimo.
Se ha hecho palpable lo que el Señor nos está diciendo continuamente a todos: "Hay más dicha en dar que en recibir".

jueves, 3 de julio de 2008

Con la nota apropiada


Le oí en una ocasión a un director de orquesta que, si en un "forte", a alguno de los instrumentos se le ocurriera ir por su cuenta, tocando "la vaca lechera" (que no es una vaca cualquiera, etc.), tampoco se notaría demasiado. Sin embargo, en un movimiento lento, qué distintas son las cosas: cualquier pequeño desajuste sonaría como ruido de latas. 
Nos amparamos con demasiada frecuencia en el maremagnum de la masa, o de ir al bulto, con su toque arrollador y estruendoso, pero no sabemos dar la nota justa, individual, sencilla. 
Pero es eso lo que habla de delicadeza y "profesionalidad". Sea como sea, el amor se muestra ahí. El amor se revela en esos momentos de una forma palmaria, clara, evidente. 
El apasionamiento es fácil cuando se tiene todo a favor, el matiz es complicado cuando hay que implicar el corazón y la cabeza, sin que haya aplausos. Hay que dar el callo en cualquier caso.

miércoles, 2 de julio de 2008

Puntos de referencia


Es curioso, cuando fallan los puntos de referencia no sabe uno a qué atenerse y se diluyen las fronteras con una facilidad pasmosa. Lo bueno y lo malo se acaba convirtiendo en una apreciación personal y, cuando es uno mismo el que dicta las reglas, nos encontramos en una especie de mundo habitado por reyezuelos que tratan de reivindicar su derecho al trono. Concretémoslo con algo: la sinceridad se confunde con la espontaneidad y la espontaneidad con la mala educación. Si al ponerse ante una mesa bien puesta, por ejemplo, uno se cree "poco sincero" porque no sabe para qué sirve cada cubierto y va los va usando arbitrariamente, en aras de esa espontaneidad, el siguiente paso puede ser, casi sin que nos demos cuenta, comer con los dedos y llenarse de grasa hasta el alma.

martes, 1 de julio de 2008

Imagen de marca


Ayer mismo se hacían eco de la noticia los distintos medios de comunicación. Una modelo de 20 años se tiraba desde una ventana y acababa con su vida. Había sido portada de las revistas más prestigiosas, lo tenía supuestamente todo: belleza, dinero y toda una vida por delante. Sin embargo, acabó con ello. Tomó esa opción que produce escalofrío: todo un sueño estrellado para siempre en el asfalto. 
Hace poco tiempo llegaba a los medios otra noticia bien distinta: un actor y cantante mexicano, también portada de revistas y protagonista de series, aclamado por quinceañeras, y las que no lo son tanto, se convertía y elegía otra cosa. Salir de ese vacío de la fama, para adentrarse en "otro mundo" diferente. Se daba cuenta este "icono mediático", como se dice ahora, de que estaba destinado a ser, sin más, una "imagen de marca", un cuerpo admirado, una voz aplaudida. Poco más. 
En un momento dado, y en un "ataque de lucidez", que es lo que propicia la gracia que da Dios, percibió que había en él una marca en la que nunca había reparado: el beso de Dios, el amor de Dios. Era hijo suyo, porque lo habían bautizado de pequeño, pero no había captado con toda su hondura de lo que eso suponía. Había olvidado que su título de mayor relevancia no era la admiración que suscitaba a su alrededor, sino el amor que recibía de Dios y que le estaba invitando a responder con ese mismo amor.
Miró su vida tan exitosa y se dio cuenta de que era puro barniz, pura fachada, que se desvanecería al primer golpe de viento. Pura inconsistencia. Y se dio cuenta, al mismo tiempo, de lo que podía ser su cuerpo si lo trataba no como hasta ese momento, como un trapo, como mera mercancía: podía ser lo que estaba destinado a ser, templo de Dios. 
Vio las cosas con claridad, y no se quedó inmovilizado. Sacó las consecuencias. Había que acercarse a ese Buen Padre, y la manera fue encontrarse con Él a través de la confesión. 
Y después ¿qué? Después quiso irse de misionero a la selva, cambiar de vida radicalmente. Pero el sacerdote que le aconsejaba y la había ido acompañando, convirtiéndose en amigo suyo, le dijo que qué estaba diciendo, que no lo esperaba Dios en esa selva, sino en la selva en la que se desenvolvía habitualmente, en el mundo del espectáculo. Era él, ahora el que tenía que hacer presente un tesoro tan grande en medio de ese ambiente tan hostil, pero al mismo tiempo tan necesitado de Él.
Allí está Eduardo Verástegui, actor, que ha hecho, con este nuevo tono vital, una película hermosa: Bella, es su título, donde muestra el optimismo de quien lucha, sin avergonzarse, de Dios. Y ahora trata de vivir, como un buen hijo suyo, defendiendo, entre otras cosas, la castidad, algo tan lejano para los que viven en ese mundo, algo tan puesto en sordina o ridiculizado por la sociedad actual.
Sabe muy bien que merece la pena, ha aprendido que está llamado a ser templo de Dios y no quiere convertir ese templo en un estercolero. Si te interesa, puedes ver su testimonio en este video: